martes, 21 de octubre de 2008

Más fuerte que el odio

Es el amor. Nadie que haya querido alguna vez de verdad, puede refugiarse en el odio, en el rencor, en la ira... Y el consejo para aprender a perdonar nos lo da S. Pablo: "Si os enojáis, no pequéis; no se ponga el sol estando todavía airados" (Efesios 4, 27). No podemos acostarnos nunca estando enfadados.

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