jueves, 30 de abril de 2009

Error garrafal

También lo solemos llamar de otra manera menos elegante, que no es el caso, ni el lugar. Errores como el de este anuncio finlandés podemos cometerlos todos. La mejor aspirina es pedir perdón, rectificar y volver a empezar.
La confesión lo tiene todo y más, porque la gracia que encima Dios nos regala, nos ayuda a no volver a ... meter la pata de nuevo. (¡casi se me escapa!).


2 comentarios:

Aguijón dijo...

Muy buena, como todas las entradas.
Ya lo dice el refranero: hasta el mejor escribano echa un borrón.
Yo, que siempre gesticulo tanto como el del anuncio, acostumbro a tirar las copas de agua y/o vino en las comidas... no dejo las manos quietas y es lo que ocurre... que... (casi).
Saludos,

Anónimo dijo...

¡Que horror!
No sé yo si cuando se lo cuente al jefe de la galería va a ser tan comprensivo como nuestro Dios en la confesión.
Si es que como este sacramento no vamos a encontrar nada.Gracias