martes, 15 de noviembre de 2011

Errores propios

No huir, reconocerlos. Tenemos que saber reconocer que nos equivocamos y pedir perdón con facilidad. Por eso pedimos perdón con frecuencia.
Mi dentista no se equivoca tanto, la verdad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qúe miedo!

Pseudonima anónima dijo...

La parte que más cuesta es la de pedir perdón a las personas cara a cara ,no solamente a Dios, creo que es la que nos hace más comprensivos ,más hijos de Dios y nos sentiríamos más hermanos. Cuesta, cuesta...
Muy , muy interesante el tema ...

Vila dijo...

Hoy en una reunión que podía terminar en conflictiva entre direcciones me he ganado al personal reconociendo abiertamente el error cometido y que dicha reunión estaba convocada para solventarlo.

Sin lugar a dudas es la mejor estrategia, y además NO es una estrategia debe ser una manera de actuar, según mi parecer. Al menos a mi siempre me resulta beneficioso.