Y es lo que nos tenemos que proponer conseguir. S. Agustín, hablaba de las dos ciudades, y la de esta tierra, es la que nos toca santificar y hacer que cada vez se parezca más a la del cielo.
Eso depende de cada uno de nosotros, de nuestro afán de santificar las realidades ordinarias, de nuestro afán apostólico, de nuestros deseo de servir a los demás y hacer que este mundo sea cada vez más parecido a la ciudad celeste.
9 comentarios:
Que bonita comparación la de las 2 cuidades de S.Agustin,y creo sinceramente en ello,pasemos haciendo el bien por este mundo,demos ejemplo de que ser hijos de Dios vale la pena para que cuando nos mudemos de ciudad(el cielo)sigamos ayudando desde allí a los que se quedaron en la ciudad donde vivimos siempre.
GRACIAS Y BUEN DÍA
No veo el vídeo ... A ver si en otra ciudad lo veo luego!
Hace años cambiaba cada año de ciudad , llegue a vivir en cinco ciudades en siete años y tres países distintos.
Lloraba"a moco tendido" cada vez que me iba, porque queria muchisimo a las personas.Pero aprendí que debía comprarme una buen tienda de campana ( para aprender lo pasajero que es todo) con unas buenas piquetas ( para vivir asentada en la tierra) y con muchos platos ( para invitar a mucha gente a la fiesta). Y lo mejor de todo: Nunca estamos solos así que : fiesta asegurada!
Ahora que este año descubri lo de santificar la vida ordinaria, me parece que es eso, transportar ese trocito se
Cielo a cada realidad: trabajo, casa, amigos.
Ah y se me olvidó contaros que hace muy poco estuve en un hotel y por la noche dejaban una tarjeta encima de la cama, una decía:" El que tiene paz, hace una fiesta en cada aldea"
Buenos días a tod@s y a trabajar con gracia hoy!
Pues sí, aquí se puede ya empezar a vivir el Cielo. De nosotros depende, lo único que tenemos que poner es la buena fe, la rectitud de intención y el Espíritu Santo se encarga de todo lo demás. Sin nuestra colaboración no puede hacer nada.
En el Santuario de Shönstatt hay una inscripción grabada en las ofrendas a María que reza: Nada sin ti, nada sin mí.
Gracias Capellanía.
Me alegro mucho de que hoy no seas atea otra vez Pseudónima anónima.
No conozco a nadie que se haya arrepentido de tomar la senda de la santidad.
Menudo jaleo el de ayer...
Creo que era Sta. Teresa que decía que la tierra es una mala noche en un mala posada. Y lo felices que somos muchas veces aquí en la tierra... imagianros el Cielo!! Debe ser algo BRUTAL.
Pseudo, me encanta lo que has dicho de los platos... Hay que compartir la alegría que supone el hecho de ser cristiano!!
Desde el momento que empecé a descubrir la Obra (gracias a mi esposa) conocí la riqueza de lo que significa la santificación en el trabajo. Nunca hemos podido permitirnos recibir ayuda exterior a la hora de cuidar a los pequeños, incluso yo me pasé a la noche para poder ayudar, si no imposible. Así que empecé a colaborar, tenía que planchar, limpiar, coser,cocinar, al igual que Rosi(mi esposa), al principio, tuve días de gran desaliento, veía que había rechazado un ascenso en ello que hoy día supondría ser jefe de una sección y me veía realizando todas esas tareas que no acababa de encajar. Hubo días de llanto para mí solo. Pero Dios da siempre, y todo aquello fue adquieriendo un cariz de servicio, de amor. Cada prenda que planchaba de uno de mis hijos, aprovechaba para rezar por él, cuando les hacía un postre me esmeraba en ponerles detalles que les divirtiera, y en cada iniciativa de esta, siempre siempre el origen de la misma estaba en pensar que era a Dios a quien se lo hacía, Entendí perfectamente lo que es trabajar con amor a Dios. Hoy puedo enseñar a mis hijos lo que significa santificar las realidades ordinarias. Hoy veo como está el que ocupó mi lugar de ascenso. Doy gracias a Dios por la luz que me dió. He salido ganando.
Ay... qué B E L L E Z A de comentario Ángelo. Nunca se me había ocurrido rezar por mi niño mientras le plancho su ropita o mientras cocino su comida.
Gracias ♥
Yo en el trabajo recito jaculatorias cuando me aburro
Convertir todo lo que hacemos en una respuesta al Amor de Dios.
GRACIAS
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