La lengua viperina

Peligroso elemento, que como no controlemos... Hablar bien de los demás y saber sacarles de un apuro.

Hablar bien de los demás

No puede tener más gracia la cosa... Se piden perdón, porque han hablado bien el uno del otro... A Al final se aclara el malentendido, y para demostrarlo se vuelven a poner verdes.

Hace pensar, la verdad, y sobre todo reir...

Merluza fuera de carta

Y va el tio y la pide... ¡Que luego no se queje!

Nos debatimos muchas veces entre nuestra opinión acerca de los demás, y cómo son en realidad. A veces la merluza está tiesa, y otras riquísima. Pero no hay nada como confiar siempre.

Hablar y no decir nada

Y nos pasa, nos pasa... Y todo por no escuchar.

Los periodistas

El anuncio es buenísimo. Y a veces nosotros nos mereceríamos estar en uno de esos pisos, porque decimos las cosas muy a la ligera, y podemos hacer daño, mucho daño, sin querer o queriendo. Cuidemos lo que decimos, y vivamos aquello que enseñaba S. Josemaría: "Si no puedes alabar, cállate". Y me atrevo a añadir, que con mucho más motivo has de callar si puedes hacer daño.

El cotilleo

Soy consciente de que el ansia de cotilleo nos corroe a todos. Pero hay que tener controlada la curiosidad porque si no...acabaremos como la vieja 'l visillo.

Agrandamos las cosas; le damos a la lengua; exageramos; tergiversamos; inventamos... ¡Ojo con la lengua! Ya lo advirtió hace unos cuantos siglos el apóstol Santiago: "La lengua es como fuego, un mundo de iniquidad. Mira que poco falta para quemar un gran bosque" (Santiago 3, 6)