Por eso es importante que lo que hacemos durante el curso, visitar al Señor, nuestro rato de oración, recibirle en la Eucaristía, confesarnos con frecuencia, lo sigamos haciendo en verano..., porque no tenemos un coche negro y otro blanco, uno para el día y otro para la noche. ¡Se tú mism@ allí donde estés!
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