Y parece mentira que haya que decir estas cosas en pleno siglo XXI. El modo de hacerlo ya es otra cosa, porque tiene narices, con perdón, que haya que pedir permiso para hacerlo, como si uno estuviera prohibiendo algo bueno al defender la vida.
Que se lo pregunten a los niños que nunca verán la luz... ¡Con lo maravilloso que es ver crecer una criatura!
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