No es malo, pero a veces quererse enterar de todo y ya...
Qué buena cosa es pararse a pensar un rato, y con Dios, cada día. Ver a dónde vamos. Procesar la información tan abundante y al instante que recibimos continuamente. Contemplar. Imaginar. Leer. Meditar.
Y disfrutar más y con todo.
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