Palabra mágica. Cada vez que la pronunciamos en una plática, le cambia la cara a las niñas cuando la oyen.
Que importante es que intentemos aprovechar muy bien el verano para tratar mejor a Jesús, acompañarle en el sagrario, ahora que en tantos sitios está tan sólo; recibirle en la comunión con más frecuencia; formarnos algo más, ahora que tenemos más tiempo y dedicar tiempo a los demás, que es lo que de verdad descansa.
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