No hace falta volver a ver "El Señor de los anillos" para comprobarlo: un paisaje; una puesta de sol; el rumor de las olas al romper en la orilla; la imagen de Sierra nevada de estos días; o las calles iluminadas por Navidad, nos hablan de Dios. El lenguaje de Dios también es la Creación. Demos gracias por todo esto, y aprendamos a saborear lo que Dios ha puesto en nuestras manos para que lo disfrutemos.
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