La suerte de tener todo al alcance de la mano, y no darse cuenta. Tener el mayor de los tesoros, y no valorarlo. Ser afortunado de tener esta fe, y no valorarlo... Es como para dárselo todo a Grecia..., ¡o no!
2 comentarios:
Vila
dijo...
Hoy he tenido un día largo y no comento hasta ahora pero llevo todo el día con su entradita en la mollera.
Es cierto, nacemos en una familia cristiana o mejor dicho católica, recibimos el bautismo al nacer -el mayor regalo que pueden dar unos padres- (el otro día me enteré por medio de un amigo protestante que ellos no bautizan al nacer sino que lo hacen cuando son mayores, ya adolescentes); recibimos una educación moral cristiana de calidad (de lo mejorcito en el campo) y... creemos que es lo normal, que menudos plastas son los padres, profesores, educadores... que menuda caña nos meten. Vamos por la vida sin valorar todo lo que hemos recibido porque se nos ha dado fácil (es decir, porque no nos damos cuenta del esfuerzo -no solo económico- que supone para nuestros padres darnos esta educación de calidad tanto académica como religiosa. Y cuándo te das cuenta: cuando estás de vuelta de las cosas y ves que realmente de donde tiras para seguir adelante es de esos valores que te han inculcado de pequeña y decides volver, porque es lo bueno. Y cuando eres madre buscas darles esa misma educación a tus hijos.
Me veo 100% reflejada en lo que cuentas Vila. Creo que el mayor impacto lo recibes cuando tienes niños. Todos queremos lo mejor para los peques y para mi el gran shock fue darme cuenta que no podían empezar la vida con " menos 10 puntos" por mi capricho de estar peleada con Dios y pretender ser atea. En ese momento no nos vimos capaces de transmitir nada y buscamos quien podría hacerlo muy bien y buscamos los que la razón nos decía que debían tratar bien a Dios . ( un lío de decisión!) Yo creo que esa es la verdadera libertad , que ellos puedan decir no y no como piensan muchos padres, le privo de todo y luego que el decida... Y qué va a decidir si no ha conocido nada?
2 comentarios:
Hoy he tenido un día largo y no comento hasta ahora pero llevo todo el día con su entradita en la mollera.
Es cierto, nacemos en una familia cristiana o mejor dicho católica, recibimos el bautismo al nacer -el mayor regalo que pueden dar unos padres- (el otro día me enteré por medio de un amigo protestante que ellos no bautizan al nacer sino que lo hacen cuando son mayores, ya adolescentes); recibimos una educación moral cristiana de calidad (de lo mejorcito en el campo) y... creemos que es lo normal, que menudos plastas son los padres, profesores, educadores... que menuda caña nos meten.
Vamos por la vida sin valorar todo lo que hemos recibido porque se nos ha dado fácil (es decir, porque no nos damos cuenta del esfuerzo -no solo económico- que supone para nuestros padres darnos esta educación de calidad tanto académica como religiosa. Y cuándo te das cuenta: cuando estás de vuelta de las cosas y ves que realmente de donde tiras para seguir adelante es de esos valores que te han inculcado de pequeña y decides volver, porque es lo bueno. Y cuando eres madre buscas darles esa misma educación a tus hijos.
Menudo rollo, pero así me salió.
Me veo 100% reflejada en lo que cuentas Vila.
Creo que el mayor impacto lo recibes cuando tienes niños. Todos queremos lo mejor para los peques y para mi el gran shock fue darme cuenta que no podían empezar la vida con " menos 10 puntos" por mi capricho de estar peleada con Dios y pretender ser atea.
En ese momento no nos vimos capaces de transmitir nada y buscamos quien podría hacerlo muy bien y buscamos los que la razón nos decía que debían tratar bien a Dios . ( un lío de decisión!)
Yo creo que esa es la verdadera libertad , que ellos
puedan decir no y no como piensan muchos padres, le
privo de todo y luego que el decida... Y qué va a decidir si
no ha conocido nada?
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