Lo triste de esta fiesta, es que es real como la vida misma, pero ése es otro tema.
Lo que me interesa sacar a colación es que en la vida podemos vivir una auténtica ficción, o dicho de un modo más claro, convertir la vida en un teatro, porque solo estamos pendientes de la imagen que damos, de lo que piensen de nostros, del qué dirán...
El Único que realmente nos debe importar como piense es nuestro Padre, así que ya me dirás qué preocupación...
Ahora bien: no te olvides de que si Dios es tu Padre, tú eres su hij@. ¡Qué responsabilidad!
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