Es algo que nos sale del fondo del alma y no nos cuesta nada decirlo.
Quizá también tu renuncia os ha servido, haciendo algo de examen de conciencia, para reconocer que no hemos sabido estar a la altura y apoyarte y defenderte todo lo que hubiéramos podido, ante los ataques de esos mismos lobos que ahora te alaban. Son los mismos que pidieron tu renuncia durante ese fatídico año 2011.
Antes de recibir al nuevo Papa, te damos las gracias por tu entrega y pedimos que el Señor premie la generosidad de un Papa santo dándonos otro que también lo sea.
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