Y no me refiero solo a lo que nos decían nuestras abuelas cuando decíamos un taco, "límpiate la boca", sino también a hablar con propiedad, a enriquecer nuestro vocabulario con la lectura, a esforzarnos por ser correctos, llamar las cosas por su nombre y demostrar con nuestro lenguaje, que respetamos a los demás. ¡Ahí es naaaa! (vaya: ya lo estropeé....)
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