Un seguidora del blog nos envía este relato que transcribimos tal cual, porque no tiene desperdicio:
"El pasado verano, en una cena en casa de unos amigos, conocí a un matrimonio, Soledad y Paul, de los que yo había oído hablar en muchas ocasiones pero que hasta entonces no había tenido oportunidad de conocer. Nada más presentármelos, ella se excusó por no saludar con los dos besos sociales de rigor pero, como me dijo inmediatamente, estaba enferma de cáncer (yo lo sabía), y esa semana había tenido sesiones de quimio y estaba muy débil, tanto, que el más pequeño virus que pudiera contraer podía ser fatal. Estuve toda la noche hablando con ella y me contó su caso: un cáncer que llevaba siendo metástasis más de dos años y para el que no existe curación, dado que además era un tipo de cáncer bastante raro. Con ella estaba su marido, pendiente todo el rato de ella, no dejando ni que se inclinara para coger la servilleta ni alargara el brazo para alcanzar su vaso. Todo, con una naturalidad, un cariño y una ternura impresionantes. Yo no podía dejar de estar con ellos, porque me atraía de tal forma lo que estaba viviendo que era incapaz de irme a hablar con nadie más.
Hablamos un poco de todo, me contó cómo lo estaban viviendo sus hijos (más o menos de la edad de los míos), de su vida cotidiana y especialmente, de lo que había supuesto para ellos la enfermedad. Me impresionó muchísimo cómo era capaz de hablar con tanta alegría y tanto aplomo de algo que estaba, literalmente, acabando con ella poco a poco. Le dije que yo sabía que estaba enferma, y le dije que, aunque no la conocía, había rezado por ella. Entonces me dijo que eso era lo que a ella le ayudaba: saber que su enfermedad estaba sirviendo para lograr que muchas personas, al pensar en ella, rezaran y con ello dieran Gloria a Dios. Me dejó estupefacta, yo no hacía más que intentar absorber con todas mis fuerzas aquella maravilla de testimonio, no pude dejar de escucharla y de hacerle preguntas, y después de cada respuesta tenía todavía más preguntas que hacerle, y cada cosa que me decía me estremecía más que la anterior... Aquello fue para mí un regalo.
Sole murió el domingo pasado. Sé que murió feliz y agradecida a todas las personas que se ocuparon de alguna forma y rezaron por ella. Yo sólo tuve la oportunidad de charlar con ella un par de horas, pero esas dos horas calaron en mí de una forma que no sé explicar. Ahora que sé que está en el Cielo, no tengo ninguna duda de ello, pienso en ella y sonrío, porque sé que está donde mejor se puede estar, y que ya no sufrirá más, y le agradezco y le rezo para que me de un ápice de esa inmensa alegría y esperanza que supo transmitir a todos los que le quisieron escuchar".
Descansa en paz, Sole.
P.D.- Le adjunto un vídeo en el que Javier Alonso la entrevistó hace un tiempo. Es impresionante.
Muchas gracias.
3 comentarios:
Muchas gracias a Blanca por compartir lo que aprendió de Sole.
Había visto varios testimonios de ella y todavía no alcanzo a entender. Incluso da una vuelta a mi cerebro que todo lo quiere entender. Y es inexplicable , salvo que esté Dios por medio.
Creo que todo el que quiera seguir a Cristo ya sabe que debe aceptar y querer la cruz.
Hoy voy a pedir un corazón como el de Sole, que no negocia el tamaño de la Cruz. Todo para Dios es todo, y no un trocito.
Que bonito comentario pseudo, pedir un corazón al SEÑOR que no negocia el tamaño de la cruz, que es lo que normalmente hacemos todos, yo por lo menos.
Sole fué desde su adolescencia tal y como se la ve en el video.
Su sencillez, naturalidad y serenidad fueron los rasgos principales que la definían.
Personalmene Solé dejo gravado en mi corazón algo que comparto con todos vosotros:
"Se puede ser feliz a pesar del dolor, pero es imposible vivir toda una vida sin él."
GRACIAS
Pues a mi madre no consegui sacarle una sonrisa el dia que llebaba la gorra de pana y todavía en la cama se la encasqueté. Pero recuerdo cuando veniamos de la escuela nos enseñaba a decir al entrar: Avemaria Purísima y ella contestaba. y siempre andaba canturreando canciones 1/2 flamencas como las de radio olé. Y de huerta entendia más que mi padre, alli colaborabamos todos, a plantar, a quitar escarabajos de las patatas en un bote, malas hiebas, a segar con la guadaña alfalfa para las vacas, aunque eso estaba casi prohibido xq era más grande que nosotros. La hora de la siesta no era respetada nos ibamos a las huertas de alrrededor al de la alberca más grande para poder tirarnos de cabeza sin miedo a rompernos la crisma. Pero ahora no está pa nadie. Dicen que se pasa en un año. No se, nose. Me llevaré la gorra el mes que viene y la armonica, intento sorprenderla. Me quede sin bola del Mundo y si la enciendo un rato dice que gasta. ella que siempre a sido generosa, me pregunta: tienes para el viaje? Claro, yo trabajo y de lo lindo.Ah! por cierto no se que queria echar este Javier Alonso pero el espacio está en blanco. Adiosle.
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