"Más que en dar la felicidad está en compartir", dice el sabio refrán. Y se pueden compartir bienes, alegrías, ilusiones, proyectos, esperanzas... Me contaron que en un colegio un niño iba siempre al oratorio durante el patio a comer su bocadillo en el último banco. Cuando el sacerdote le preguntó por qué siempre estaba comiendo allí a la hora del recreo, el chico le dijo: "Porque Jesús es el único amigo que nunca me pide bocadillo". Y es verdad porque Jesús no se conforma con un mordisco: ¡muchas veces lo pide todo!
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