Si miramos así, como el anuncio, a los meses que nos esperan por delante... ¡uf! La rutina no se combate con cosas materiales, un cochazo, por ejemplo, con planes extraordinarios, o haciendo cada día cosas distintas...
Para combatir la rutina Juan Pablo II daba en la homilía de la Misa de canonización de S. Josemaría, una fórmula infalible, que copio: "«La vida habitual de un cristiano que tiene fe --solía afirmar Josemaría Escrivá--, cuando trabaja o descansa, cuando reza o cuando duerme, en todo momento, es una vida en la que Dios siempre está presente» («Meditaciones», 3 de marzo de 1954). Esta visión sobrenatural de la existencia abre un horizonte extraordinariamente rico de perspectivas salvíficas, porque, también en el contexto sólo aparentemente monótono del normal acontecer terreno, Dios se hace cercano a nosotros y nosotros podemos cooperar a su plan de salvación".
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