Tengo debilidad por este anuncio, porque me encanta. El hombre propone y Dios... dispone. Todo lo de aquí abajo nos parece, definitivo. Hacemos planes, programamos viajes, trabajos... Calculamos tiempos, beneficios, rentabilidades... Y nuestro castillo de naipes se puede ir al traste, con un simple soplo de viento.
Ponerse en manos de Dios no significa esperar sin hacer nada a que nos llame a su presencia, sino hacerlo todo de cara a Él; ofrecerle nuestro trabajo; hacerlo con honradez de cristianos y perfección de buen profesional; servir al prójimo y buscar su bien además del nuestro, y decirle al final del día: "Señor: todo esto es para ti, para tu gloria"
3 comentarios:
muy bueno!!
Si fuéramos conscientes de que un segundo puede cambiar nuestra vida...puede que cambiasemos la vida en un segundo.
El anuncio ¡fantástico!
Qué buena frase, me la apunto!
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