No es un jugador de baloncesto, sino una nueva técnica publicitaria, realmente sorprendente. El continente envuelve y supera al inexistente contenido. Adquiere vida propia la caja que contiene la cámara.
No es fácil y por eso no voy a hacer un parangón con la Eucaristía. Pero lo que se contiene en ella, al mismo Autor de la gracia, es de tal valía, que toda reverencia y adoración que mostremos es poca.
De la procesión eucarística os recuerdo el propósito que hicimos: visitar este verano a diario al Señor en el Sagrario. ¡Cuánto lo agradecerá!
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