Todos lo recordamos, y verlo de nuevo nos hará sonreír. Su dueño le pidió tanto, "lo normal para un perro" -dice el muy cara dura-, que el perro se hartó y en cuanto tuvo la primera oportunidad, se largó con el billete premiado.
A nosotros, con nuestra familia, nos ha tocado la lotería de verdad. No podemos explotar a quienes nos hacen la vida tan agradable a diario, y convertirnos también en unos cara duras, que no hacen nada en casa.
Me acuerdo de un amigo que me contó que estaba temblando porque su padre había hecho un retiro y seguro que volvía con "propósitos".
-"Pero eso, no es malo" -le dije yo-:
- "Mira la última vez me dijo que había decidido que 'teníamos' que ser más ordenados en casa. Así que un inmensa biblioteca que teníamos la 'íbamos' a ordenar". "Yo me siento con el periódico aquí-me dijo-, y tu, mientras tanto, vete ordenando los libros por orden alfabético y cuando tengas dudas, me preguntas"
Algo parecido hizo Pancho, harto de su dueño.
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