Diálogo con Dios, personal, íntimo, de corazón a corazón. No es una conversación al uso, sino algo diferente. Él te habla -más de lo que crees- y tú le hablas. Le cuentas y te cuenta. Le preguntas y te responde, aunque parezca que calla y no dice nada. Una sugerencia, algo que se te ocurre, una idea novedosa o no tanto, pero que ahora la ves de otro modo... Es Jesús que te habla en la oración.
Hazle caso.
1 comentario:
Te habla, te reconforta y te da paz y alegría.
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