viernes, 10 de diciembre de 2010

Decir la verdad y no ser pícaros

Lo dice el propio José Mota. Hemos cambiado mucho, pero el pecado, la mentira, es más viejo que la tos, y por mucha memoria rom, y mucho wifi..., en el fondo seguimos siendo igual de tontos, para volver a caer siempre en los mismos defectos.
Menos mal que tenemos la confesión...

3 comentarios:

Pseudonima anonima dijo...

La madre que graciosa con el " pipirrana", me recuerda a una que yo me sé que todavía me pregunta qué he comido casi a diario...
Hace poco hablaba con una amiga sobre la confesión y me decía:" es que hace un montón de años que no me confieso, y no he hecho nada malo, tú que harías?".
Le contesté dos cosas ( nada teológicas por cierto...)
1- Dejaté querer!. La confesión es ponernos en paz con quien nos ha creado, y quién te va a querer más que Dios?
2- Teníamos unos cromos de pequeñas, grises, que ponía:" Rasca y gana" . Para confesarse a veces tenemos que bucear por nuestros defectos, pero se cumple el lema de rasca y gana!
Y cuanto más quieres querer a Dios más te das cuenta de la cantidad de pequeños detalles en los que podríamos ser más fin@s con el Señor, y caemos todas las semanas!!

Hoy puede ser un buen día para animarse a empezar de nuevo!!

Y tú, ¿cómo lo vives? dijo...

Pseudo, qué bueno lo de rasca y gana! Me ha encantado, me lo apunto.

La misercordia de Dios, la Confesión son los motivos que mueven más a las personas a convertirse... y es que es una suertaza!

En el fondo, siempre metemos la pata en lo mismo, pero así es más fácil ir prevenido... siempre y cuando nos conozcamos a nosotros mismos.

Gracias!!

Vila dijo...

Me acabo de acordar de algo que leí no hace muchos meses y que me llegó al alma. Era algo así como que los católicos tenemos la inmensa suerte de tener un Dios que nos perdona y olvida para siempre. Que si pecamos, pedimos perdón y ya está, !menuda suerte! y que tontos somos de no usarla mas a menudo.